domingo, 20 de enero de 2013

PARA PROFUNDIZAR EL MODELO


 
HAY QUE GANAR EN OCTUBRE

 
 
Las elecciones de octubre próximo no son una más. Se trata de una instancia clave en donde se juega, en parte, el futuro de nuestro país.

Porque en esa oportunidad confrontarán los modelos en pugna aunque no esté en juego la presidencia de la República.

Por un lado, quienes sostenemos la necesidad de profundizar este modelo virtuoso, de movilidad social, de mayor producción, mayor consumo y mejores puestos de trabajo, más educación y más salud.

Somos quienes abogamos por el mantenimiento de la política de DD.HH. a partir de la Memoria, la Verdad y la Justicia.

Enfrente están quienes son nostálgicos de un pasado ominoso, de un neoliberalismo que le hizo mucho daño al país, de una "reconciliación" que encubre la amnistía para genocidas y torturadores.

Estos representantes de los poderes fácticos, muchos de los cuales vieron perder sus privilegios en estos años, añoran la preeminencia del mercado, del libre juego de la oferta y la demanda que sustituya al Estado como articulador de las relaciones entre el capital y el trabajo.

Son quienes se aferran a la "teoría del derrame" según la cual cuanto más ganen los privados mejor les va a ir a la clase trabajadora lo cual es una mentira. Esa economía de mercado, plenamente liberal, sin trabas, debería ser la que asigne los recursos en lugar de que lo haga el Estado.

Defienden aquellas "relaciones carnales" con EE.UU. al tiempo que rechazan la integración latinoamericana, una construcción que ha puesto fin a esa condición de "patrio trasero" del imperio.

En los `90 no hubo derrame, sí acumulación por parte de un empresariado que se hizo un picnic con las políticas instrumentadas por el menemismo que desguazaron al Estado con la liquidación de las empresas públicas, promovieron la flexibilización y precarización del trabajo, destruyeron a miles de empresas con la consiguiente desocupación, empobrecieron a los hombres de campo y dejaron al país sumido en la pobreza y la indigencia.

Son quienes, remedando aquella frase de la época de la dictadura, consideran que "achicar el Estado es agrandar la Nación".

El peronismo, desde el 2003 a esta parte, expresado primero por el ex presidente Néstor Kirchner y ahora por la presidenta Cristina Fernández, cree exactamente lo contrario: hay que construir un Estado fuerte, que permita una distribución equitativa de la riqueza, que intervenga en áreas sensibles de la economía como es la energía, el transporte, las comunicaciones, entre otras.

La sociedad argentina debe pronunciarse por uno u otro modelo. No hay lugar para neutrales.

La oposición trata de amontonarse a como de lugar con una única obsesión: evitar la supuesta re reelección de la presidenta. Es el único tema que la desvela.

Entonces vemos alquimias electorales de las más disparatadas que lo que proyectan es ese solo propósito. No hay propuestas, no hay ideas.

Desde el FpV la situación se plantea desde una óptica diferente. Tenemos un proyecto de Nación que muchos, por cierto, no comparten. Pero hay un rumbo, hemos trazado un camino por el cual transitar y pese a las dificultades, las posibilidades de tener una mejor calidad de vida con más trabajo, más salud, más educación, más viviendas no son una utopía inalcanzable.

Por esto estas elecciones no deben ser asumidas como un mero trámite electoral. Nos va el futuro en ellas.

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