domingo, 26 de agosto de 2012


EL RADICALISMO
EN CAÍDA LIBRE

 
Por Luis Gramuglia 

El radicalismo está en caída libre. Nada ni nadie lo empujó al abismo. El partido de Alem está en un proceso de suicidio colectivo que lo aleja cada vez más de sus orígenes, de sus convicciones más sentidas.
Durante el tratamiento, en Diputados, del proyecto de expropiación de Ciccone compitió con el PRO y el Peronismo Federal en los agravios al vicepresidente Amado Boudou, siguiendo fielmente el relato de los grupos mediáticos sobre la presunta complicidad de éste con aquella firma.
Extraño, porque la UCR --y otros partidos-- habían presentado iniciativas de igual tenor hace unos meses atrás, pero, claro, puede más el apriete de  la mafia de Magnetto que sus propias propuestas. Cuando se trató la expropiación de acciones de YPF que la UCR acompañó en el Congreso, el periodista "independiente" Joaquín Morales Solá se encargó de señalar que lo había hecho a cambio de cargos de asesores para algunos diputados. Con desdén le dijo que se habían "vendido" por poco. Insinuó este acto de presunta corrupción sin prueba alguna.Simplemente lo escribió; fue una advertencia mafiosa. Que tuvo su efecto ahora. Entonces salieron los radicales a rivalizar con otros sectores a ver quien insultaba más y con calificativos más sonoros, a Boudou que no ha sido citado a indagatoria y no está imputado en la causa.
Pero, no importa. Según esta caterva, es culpable y debe probar su inocencia y no al revés porque así lo determinóla corporación mediática que apeló a la misma saña que cuando se lanzó contra la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini o contra el juez de la Corte Suprema, Raúl Zaffaroni. Es la metodología de instalar una agenda, convertirla en realidad, repetirla en sus medios hasta el hartazgo y hacer que una parte de la opinión pública la tome como cierta.
Era insultante ver al diputado Oscar Aguad hablar de corrupción, justo él que está siendo investigado en una causa en la que se investiga la desaparición de 60 MILLONES DE DÓLARES cuando era interventor en la ciudad de Corrientes. O ver a otros diputados del palo aludir con descalificaciones al vicepresidente votado en la fórmula con Cristina Fernández por el 54% del electorado en el mismo instante en que se está juzgado al ex presidente, el radical Fernando de la Rúa por haber pagado coimas a
senadores (peronistas y radicales) para que aprobaran una ley que iba en contra de conquistas de los trabajadores.
Ricardo Gil Lavedra --junto a Facundo Suárez Lastra-- no tiene ningún empacho en reunirse con el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri procesado por la justicia en la causa de las escuchas ilegales. A qué fueron? A apiadarse por la forma en que es tratado por la presidenta convirtiendo a este verdadero inútil en una víctima de vaya a saber que conspiración maquiavélica urdida por el kirchnerismo. Por cierto no le fueron a pedir que se hiciera cargo del subte o que mejorara la situación de la escuela y salud públicas. No, para nada.
Parece que la UCR no aprendió de sus propios errores cuando el año pasado se alió con la derecha representada por Francisco de Narváez y terminó con un porcentaje exiguo de votos, muy lejos del triunfante binomio del FpV. Puede tropezar dos veces con la misma piedra.
Ahora el radicalismo porteño coquetea con Macri tal vez soñando con una alianza en la que seguramente será cola de ratón. Pero no parece importarles a los "boina blanca". Lo que sí les importa es no sacar los pies del plato y así garantizarse la tolerante cobertura mediática del grupo Clarín.
Miren como trata a Macri, con qué benevolencia, con qué indulgencia. Si adoptamos una posición opositora beligerante, nos van a "premiar" igual, parecerían decir alguna dirigencia partidaria. 
Al fin de cuentas, es su decisión. Las urnas volverán a darle la espalda al centenario partido porque la obsecuencia, ser vasallos de un patrón despiadado no resulta electoralmente redituable.  La política implica opciones. Una parte del radicalismo parece que se encamina hacia el abismo por el que se precipitará inexorablemente si
cree que con alianzas espúreas, contra natura, con individuos que, reiteramos, están PRO-CE-SA-DOS podrá surgir una alternativa superadora a este modelo nacional y popular, de inclusión social.

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