domingo, 20 de enero de 2013


De acuerdo con la muy extravagante interpretación del director del diario La Verdad, Omar Bello los actos de los que participa la presidenta Cristina Fernández son parte de una estructura comunicacional deliberada.

"Todo está escrito en un "guión": desde los vecinos espontáneos hasta las pausas para los cánticos, nada queda librado al azar", dice el periodista en su nota.

Y este "esquema" a cuál se parece?  Adivinó, "al de Chávez (quien lo importó de Cuba)", agrega.

En estas cuestiones comunicacionales "no hay margen para la naturalidad (...) Con sus encuentros prefabricados, como salidos de una línea de producción en serie, el kirchnerismo logró un objetivo muy arriesgado pero interesante: mientras ella le habla al pueblo siempre dentro de una escenario similar y utilizando idénticos códigos, la oposición no hace más que pedir "diálogo"; es decir, Cristina se comunica con las masas y los demás intentan comunicarse con ella. Si hablamos de marketing puro, la viuda de Néstor les tendió una trampa de la que les resulta difícil salir", sostiene Bello.

La nota no termina aquí, pero es interesante debatir sobre un punto central que es propio del peronismo: la comunicación de su líder con el pueblo.

Perón y Evita lo hacían con mucha asiduidad y la participación popular era verdaderamente contundente. Ambos sabían utilizar el recurso dialéctico, cada uno con su estilo, proponiendo una comunicación directa con las masas peronistas.

Néstor Kirchner primero y ahora Cristina siguen ese mismo camino: la conexión sin intermediarios con el pueblo.

Pero a juicio de Bello todo esto forma parte de un "armado" donde nada es espontáneo. Los "vecinos" vivan a la presidenta cuando lo tienen que hacer y cantan cuando se les indica. No hay nada que se salga de un supuesto libreto.

En consecuencia, cuando Ud. vea un acto del oficialismo donde esté Cristina, observará que esos "vecinos" están prolijamente dispuestos con sus banderas, que serán inducidos a gritar sus consignas, que las pausas --cual tandas publicitarias-- se ubicarán estratégicamente en medio de la oratoria presidencial.

No hay ninguna actitud voluntaria; no existe esa característica propia de los movilizaciones peronistas que son desbordantes, gritonas, que plantean esa suerte de diálogo con su líder.

En uno de las últimas convocatorias realizadas por el gral. Perón en la plaza de Mayo la multitud allí reunida le gritaba: "que pasa, que pasa general que está lleno de gorilas el gobierno popular". Era la síntesis de un reclamo extendido en el peronismo que se manifestó con una franqueza brutal. Y en el palco estaba Perón.

O yendo más atrás en el tiempo, recordemos aquel "cabildo abierto" en la 9 de Julio donde el pueblo le pedía a Evita que aceptara el cargo de vicepresidenta, estableciéndose un ida y vuelta entre esa enorme mujer y aquella multitud que la quería ver en ese cargo.

Y que fue el 17 de octubre del `45 sino el reencuentro del pueblo con el líder justicialista? Estuvo preparado? Quién le dijo a los miles de trabajadores que fueran corriendo a la plaza a pedir por la libertad del general.?

Estos ejemplos son acabadas muestras de que las movilizaciones peronistas no están regimentadas, no responden a patrones fijos. Exhiben esa saludable disposición para que la relación entre el líder y el pueblo sea franca, abierta.

Pasa igual ahora. Cuando habla Cristina se la escucha y las irrupciones tienen el virtuosismo de incluir consignas que ratifican una pertenencia.--

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