EL GOLPISMO DETRÁS DE
LA MOVIDA DEL DÍA 8
Quienes convocan desde las sombras son los sectores de
la ultraderecha golpista ligada a los represores del Terrorismo de Estado. A
estos se suman algunos partidos políticos que dicen ser democráticos como el
PRO del procesado Mauricio Macri, el peronismo duhaldista, el agrupamiento
unipersonal de Patricia Bullrich, el empresario acusado de evasión Francisco de
Narváez y otros dirigentes de similar calaña, sin dejar de mencionar a la
desquiciada de Elisa Carrió, a la procesista Cecilia Pando y al sindicalista
Luis Barrionuevo. La sola mención de estos siniestros personajes convierte a
esa marcha en un aquelarre, lejos de la intención de la GENTE BIEN, que dice
ser "apolítica" y que trata de convencernos de que va al Obelisco
como quien concurre a una reunión social donde se ingiere té con masas en una
muestra de espontaneísmo envidiable. Según este sector, nadie los convoca,
porque no tiene nada que ver con la partidocracia. Son especie de
"autoconvocados" como lo eran los productores en 2008 que cortaban
rutas y producían desabastecimiento en forma autónoma, sin dirección alguna.
A esta altura quienes vayan al Obeliso podrán hacerse
los distraídos o alegar ingenuidad. Tienen que asumir que van a participar de
una movida destituyente porque, en el fondo, aunque no lo digan está implícito
que no sólo detestan la democracia sino que no toleran este gobierno nacional y
popular. Están siendo llamados desde el odio y el resentimiento y, en parte,
desde la reivindicación de la dictadura cívico-militar. Ahí están las redes
sociales plagadas de incitaciones a un golpe institucional.
Y también, por cierto, todo este andamiaje ha sido
construído desde la pretensión de una corporación mediática de querer estar por
encima de la ley. El Grupo Clarín erigió su imperio a partir de su connivencia,
su complicidad con esa dictadura. Recibió Papel Prensa --junto a La Nación y a
La Razón-- luego de que esa empresa fuera apropiada ilegalmente en una mesa de
tortura por los represores. Más tarde, el menemismo contribuyó a satisfacerlo
con mayores concesiones modificando el art. 45 de la ley de la dictadura.
Insaciable, el grupo se lanzó a hacer quebrar canales de cable del interior,
unificando el mensaje unidireccional y generando un monopolio informativo que
debe ser desmantelado dentro de la más absoluta legalidad.
La ley de medios es irreversible. Debe ser aplicada en
todos sus términos y ninguna companía puede desconocer su vigencia.
Pregunto: cuántos conocían el rostro o habían
escuchado la voz del jefe mafioso Héctor Magnetto hace cuatro años? Ahora cual
bestia enceguecida ha tenido que salir de su madriguera. Del mismo modo ocurrió
con Alfredo Yabrán luego del asesinato del compañero José Luis Cabezas. Y
sabemos cual fue el final de este otro empresario.
Magnetto no tiene más remedio que ponerse al frente de
la batalla emprendida por la corporación contra un gobierno constitucional,
pretendiendo que haya un clamor popular para que no tenga que adecuarse al art.
161 de esa ley. Vano intento.
Tal vez esa caterva de "idiotas útiles" que
estarán el jueves en ese lugar, todos uniformados, prolijos, educados, con
pancartas, sin gritos, sin enojos, con consignas de paz como si formaran parte
de una secta de algún gurú extraviado, pidiendo por libertades nunca
conculcadas por este gobierno, se ha de prestar al juego de ese titiritero
miserable.
Hay que decirles que, en todo caso, están defendiendo
el patrimonio, el bolsillo del multimedios y no la libertad de expresión que de
ningún modo corre riesgo alguno. Este es un leit motiv que intenta hacer creer
el grupo, que su diario, su canal de cable y su canal abierto habrán de
"desaparecer" por imperio de la aplicación de la ley. Falso de toda
falsedad; en principio porque la ley no legisla sobre medios gráficos.
A mi me parece que está bien que salgan, que se
concentren, que reclamen. El gobierno no ha de ceder en sus convicciones y
llevará adelante el programa votado hace poco más de un año por una abrumadora
mayoría del electorado. Nuestra fuerza está en las realizaciones que ejecuta la
presidenta Cristina Fernández, en la ampliación de derechos, en todas aquellas
medidas que tienen que ver con la preservación de las fuentes de trabajo y el
crecimiento del consumo y de la producción. Una vez que la movilización
concluya, alentada por los medios dominantes, llegará el momento de la
evaluación. Pero no necesitamos realizar encuentros parecidos porque esta
confrontación nada tiene que ver con la aritmética. Tiene que ver con nuestra
ideología, con la voluntad de ser parte de una épica que habíamos esperado
durante mucho tiempo y que no estamos dispuestos a perder.
Quiero recordar esta frase del Gral. Perón pronunciada
en su mensaje del 21 de junio de 1973. Decía así: "A los enemigos,
embozados, encubiertos o disimulados, les aconsejo que cesen en sus intentos,
porque cuando los pueblos agotan su paciencia suelen hacer tronar el
escarmiento".
Así que, caceroleros, vayan, reúnanse, salten, agiten
sus pancartas, pero no tiren demasiado de la cuerda.
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