UN FALLO QUE CAUSA
VERGÜENZA AJENA
Si alguien suponía que el fallo de esos dos jueces iba
a respetar la división de poderes y respaldar una ley votada por el Congreso
pecó de ingenuo.
Esos magistrados --integrantes de una
corporación que funciona cuasi como una mafia-- se pronunciaron en defensa de
intereses corporativos. Son esencialmente corruptos --y mucho más De las
Carreras que viajó a Miami con su esposa con todo pago por el grupo Clarín--,
fallaron de manera indigna, sometiéndose cual lacayos, a un poder mediático que
abusa de su posición dominante.
Pero no es todo. La oposición festejó el
fallo en lugar de expresar su rechazo a la extensión de la cautelar y al hecho
de que no se haya podido aplicar la ley en todos sus términos. Se trata de
dirigentes políticos que no trepidan en comportarse como sirvientes de un poder
que los usa y los lleva a derrotas electorales abrumadoras. Pero no les
importa. Prefieren tropezar con la misma piedra que ponerse al servicio de la
democracia. Se solazan con un traspié del gobierno como si en eso les fuera la
vida.
Tuvieron dos años --cuando integraban el
"grupo A"-- para derogar o cambiar la ley. No lo hicieron porque
carecen de la suficiente valentía y decisión política para encarar cambios
profundos. Son timoratos pero al mismo tiempo, funcionales a sus mandantes.
En este contexto, apareció la SIP como
una especie de guardia pretoriana de los intereses de las patronales
mediáticas. Los dueños de medios gráficos vienen a constatar si acá existe libertad
de expresión. Qué suponemos que van a decir? Que la ley la pone en riesgo, que
les preocupa la situación en la Argentina, que son solidarios con el pobre
grupo Clarín, avasallado por el poder kirchnerista.
Entramos en el tramo final de esta lucha
entre la democracia y las corporaciones. El mafioso jefe Héctor Magnetto
disparó su bala de plata. Este gobierno nacional y popular, votado por una
amplia mayoría de ciudadanos, no está para ser dócil ante esos sujetos, para
inclinarse en actitud genuflexa. Está para confrontarlos, para
desenmascararlos.
La movilización popular, el reclamo
unívoco de millones de personas va a resonar en estos días. Habrá que escuchar
ese grito que se escuchará en todos los ámbitos de la República, grito que no
será destemplado, que no incluirá insultos ni agravios. Un grito por la
libertad y la democracia, para que sea una manifestación de que algunas cosas
han cambiado en la Argentina.
La ley de medios no es solo el artículo
161 o cualquier otro. Es una construcción colectiva que ha establecido en estos
tres años verdaderos mojones. Hoy precisamente se inaugura un canal de TV en
Bariloche perteneciente a los mapuches. Hay radios comunitarias, cooperativas
que prestan servicios de cable, FM en manos de universidades. La ley está siendo
sembrada mal que le pese al grupo y a sus alcahuetes.
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