ALUMBRA UNA NUEVA
"UNIÓN DEMOCRÁTICA"
El busto del ex presidente Raúl Alfonsín de alguna
manera, debía estar observando la escena entre confundido y dolorido.
En dependencias de la UCR, esa oposición a la que
solamente la une el espanto se reunió para tratar de diferenciarse de la
movilización alegre, festiva del domingo en respaldo al gobierno nacional.
Produjo un documento titulado pomposamente,
"Compromiso democrático" que incluye "observar la Constitución
Nacional", defender el "equilibrio de poderes" y resguardar la
"independencia de la Justicia".
Allí estaban Binner, el procesado Macri, Barletta,
Alfonsín, Cobos, Bullrich, Michetti, Amadeo, Ferrari, Prat Gay y otros
dirigentes que se amontonan en cualquier lugar y bajo cualquier circunstancia
para tener esos minutos de fama que les dispensa el grupo Clarín, tanto
publicando en sus páginas sus declaraciones o llevándolos a los estudios de TN
o de radio Mitre para que sean sometidos a esos reportajes a los que nos tiene
acostumbrados el multimedio, complacientes, indulgentes, sin repreguntas. Como
contrapartida, esos dirigentes saben bien cual es el comportamiento que deben
tener y que discurso es al que tienen que recurrir, de claro alineamiento con
los intereses particulares del grupo.
Un día despues de ese encuentro, muchos de ellos
empiezan a preguntarse: que hacía yo ahí? Porque, claro, ya se escuchar algunos
cuestionamientos en los mismos partidos que parieron ese documento.
El jefe de la UCR, Mario Barletta aclaró que la
reunión no significa que irán "todos juntos" en 2013, mientras que
Patricia Bullrich, que va a todos lados con su agrupación unipersonal
"unión por todos" dijo que “es necesario sumar, construir, buscar
aliados y trabajar en común”, recordando la performance electoral de la
oposición el año pasado que "fue tan brutalmente negativa" para el
sector.
Macri, en tanto, destacó que los "valores"
incluídos en el documento "tienen que ver con nuestro futuro: el respeto
de la ley, la independencia de los poderes, los valores democráticos, la
decencia". Lo dijo un gobernante que vetó 107 leyes, muchas de ellas
referidas a temas de inclusión social y respeto a los derechos humanos, que
está procesado por ser jefe de una asociación ilícita que se dedicaba a espiar
a ciudadanos y también por haber creado la UCEP, ese grupo de choque dedicado a
desalojar con violencia y de madrugada a personas en situación de calle. Y,
además, se da el lujo de hablar de "decencia" como si esta palabra no
tuviera implicancias profundas en el ejercicio del poder. Tal vez no sepa bien
cual es la verdadera acepción de ese término.
Julio Cobos, que pasará a la historia por haber
traicionado el mandato popular que le fue conferido en 2007 cuando formaba
parte del binomio con la presidenta Cristina Fernández, trató de despegarse del
PRO, señalando que estaría más cómodo en una alianza con el socialismo, en
tanto Barletta dijo que se quiso demostrar a la sociedad que "es posible
el diálogo", aclarando que esto "no quiere decir que vamos a hacer un
gran acuerdo".
Qué les impidió a estos dirigentes a estar el domingo
en la plaza junto al pueblo celebrando los 29 años de democracia y el Día
Internacional de los Derechos Humanos? Acaso pensaban que los iban a linchar, a
insultar? Por qué muchos de ellos sí fueron a la marcha cacerolera del 8 de
noviembre? Por qué se sentían parte de ella? O por qué ese día estaba la
"gente" a la que el gobierno tiene la obligación de escuchar y el
domingo había demasiado olor a pueblo?
Acaso esos dirigentes intentan alumbrar la "Unión
Democrática" del siglo XXI, remedando aquella que en el `46 confrontó con
el gral. Perón con la anuencia de la embajada de EE.UU. No recuerdan que la
puja se dirimió en una pintada: Braden o Perón y el pueblo eligió con sabiduría
y respeto de su propia dignidad.
La oposición debería dejar de seguir engañando a las
personas que la apoyaron en 2011, de seguir recurriendo a los buenos modales,
al "diálogo" y a esas formas casi cortesanas que tienen para hacer
política. Solo está unida por su profundo rechazo al gobierno nacional y
popular pero es incapaz de elaborar un programa que satisfaga las expectativas
de quienes serían sus potenciales votantes. Se limita, con una pobreza de
espíritu, a repetir los argumentos del grupo mediático que la usa para sus
propios fines.
Los dirigentes que la conforman carecen de
personalidad para sacarse de encima ese yugo; admiten su sometimiento sin
ningún atisbo de rebelión, de respeto por la propia historia de muchos de los partidos
que integran.
Se han entregado a ser una patética comparsa que
acompaña la estrategia de confrontación de esa corporación. Pagaron con una
enorme derrota electoral el año pasado, pero igual siguen tropezando con la
misma piedra. Ni siquiera amagan con salirse del libreto. Son esclavos de un
poder mediático que les hace hacer y decir lo que a éste le conviene.
El único argumento que podrán esgrimir es el de un
sùpuesto intento re-reeleccionista de la presidenta para fortalecer alguna
chance de cara al 2013. Es lo único que tienen para ofrecer.
El pueblo soberano decidirá, en el momento justo, si
es preciso que haya una reforma integral de la Constitución para adecuarla a
estos nuevos tiempos. Por otro lado, nada ni nadie me puede impedir que yo
elija quien creo que es el candidato (en este caso la candidata) que mejor
expresa lo que quiero para mi país. Yo quiero tener el derecho de elegir a
Cristina, quiero que sea ese pueblo el que decida su continuidad y no unos
cuantos burócratas que pretenden conculcar ese mi derecho.
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