viernes, 14 de septiembre de 2012

Ruido



PURO ODIO DE CLASE

Por Luis Gramuglia


"Puta, chorra y montonera", "El que no salta es negro y K", "Yegua morite". De este tenor fueron los cánticos de la gente educada, bien vestida que se reunió en la plaza de Mayo. Dónde están las propuestas? Qué reclaman? Poder comprar dólares, viajar al exterior, tener libertad? Sienten miedo de qué? de quién? No pueden salir a la calle? La inseguridad los agobia? Sienten un clima opresivo, que no los deja vivir? Si se pudiera responder a alguna de estas preguntas tal vez uno podría desbrozar el sentido de este tipo de marchas.
Porque vivimos en una democracia plena, con libertad para transitar, libertad de expresión para decir o escribir lo que sea, con las instituciones funcionando. Así que por este lado, el reclamo es, cuando menos, injusto.
Pero anoche se advirtió un odio de clase claramente expuesto, el mismo que el peronismo ya sufriera en la década de los gobiernos del gral. Perón cuando se injuriaba a los "cabecitas negras", a los "descamisados" de Evita. O aquel que expresara el famoso "aluvión zoológico" al que aludió Sanmartino. Los periodistas "independientes", alborozados por la convocatoria, se empeñaron en repetir que esa gente había salido pese al miedo que dicen que tenían y a la falta de libertad que parece que están padeciendo.
Miedo y falta de libertad es el combo que agitan como fantasmas de un pasado que no volverá, pese a su afán para que ello ocurra. Porque esa gente descree de los políticos, de la política. Sólo confían en militares dispuestos a romper el orden constitucional que luego pone a los personeros de las grandes corporaciones para que manejen la economía. Sólo confían en ellos porque les preservan sus privilegios a sangre y fuego como en la última dictadura cívico militar. Son quienes gritan que los represores condenados por la justicia son "presos políticos". No nos confundamos en esto.
Rechazan la presencia activa del Estado; lo quieren reducido a su mínima expresión. Reclaman achicar el gasto público (o sea la inversión pública en educación, sanidad y obras públicas, entre otros sectores), favorecen una devaluación que pulverice el salario de los trabajadores, demandan importaciones para aniquilar a la industria nacional.
Son los más fieles repetidores del dogma neoliberal. Entonces salen a la calle para defender los intereses de la oligarquía privilegiada, de una burguesía parasitaria.
Por esto no querían que dirigentes políticos (de la derecha) se mezclaran entre ellos. Toleraron a algunos porque no tuvieron más remedio. No los necesitan porque los aborrecen.
Prefieren regímenes autoritarios, represores, donde la libertad no existe para las mayorías populares.
Agravian, humillan.
Son insultadores endémicos, compulsivos. Están unidos por un odio irrefrenable hacia la presidenta a la que dedicaron los denuestos más insolentes.
Son así. Odian como una expresión de su espíritu mezquino, egoísta. Se oponen al ascenso social de quienes ahora ven reivindicados muchos de los derechos que les habían sido conculcados. No quieren que esos "negros y K" tengan la posibilidad de mejorar su calidad de vida a través de un modelo de inclusión y crecimiento económico.
Sin miedo y con total libertad pudieron expresarse en la plaza que cobijó movilizaciones multitudinarias que fueron el marco de acontecimientos históricos. El 17 de octubre de 1945, el 10 de diciembre de 1983. Allá Perón, más acá Alfonsín y el retorno de la democracia despues del oscuro período del Terrorismo de Estado.
Hubo otros episodios que sirvieron para que el pueblo se expresara en ese ámbito.
Este gobierno nacional, popular y democrático tiene el respaldo mayoritariamente expresado en las urnas en octubre pasado. La firmeza de sus convicciones está por encima del floreo de un grupo de gente paqueta golpeando cacerolas o cualquier otro objeto que permitía hacer ruido. Porque lo que hacen es ruido.
Pero no soslayemos que cuando salen lo hacen para defender intereses sectarios, claramente alineados con los grupos concentrados del poder.--

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