miércoles, 26 de septiembre de 2012

Ley de medios ya

UN CUENTO ROSA  PARA
 DEFENDER A "CLARÍN"

Por Luis Gramuglia

A la hora de defender al Grupo Clarín, los periodistas que se dicen "independientes" usan argumentos exóticos, traídos de los pelos, sencillamente inverosímiles o que son funcionales a la estrategia de esa corporación.
En el diario "La Verdad", Omar Bello acude a un episodio ocurrido en EE.UU. a principios del siglo pasado que le permitiría hacer un parangón con lo que sucede aquí y ahora.
En la nota, señala que Theodore Roosevelt inició una ofensiva jurídica contra el "World" propiedad de Joseph Pultizer (apellido que distingue uno de los premios más reconocidos) porque este medio había iniciado la publicación de artículos que denunciaban "supuestas irregularidades (coimas)" en el marco de la construcción del canal de Panamá.
La intención del gobierno de EE.UU. era que Pultizer terminara preso, acusándolo de injurias, dice Bello.
"Por primera vez en la historia del periodismo moderno, el estado usaba todas sus armas para ponerle freno a la libertad de prensa. Hoy casi olvidada, la contienda tuvo enorme repercusión y marcó un punto de inflexión en la relación entre el poder y los periodistas (...)", dice en el matutino local.
La historia a la que apela Bello sostiene que las pruebas presentadas por ese medio eran muy frágiles y hasta "falaces", mientras el gobierno estaba empecinado en que Pulitzer terminara preso.
El relato pretende hacernos creer que puede haber una analogía entre ese episodio y lo que sucede en la Argentina entre el gobierno de la presidenta Cristina Fernández y el Grupo Clarín.
"Hoy todos los cañones van dirigidos contra Clarín", dice Bello desde su columna, agregando que "en una democracia, y contra lo que nos quieren hacer creer, el estado tiene el mayor poder de fuego disponible en plaza. Todo lo demás queda en segundo plano".
Primero, el hecho acaecido en EE.UU. no puede ser parangonado con lo que pasa en nuestro país. Allá hubo un intento de acallar a un medio por parte de un gobierno apelando a la figura de "injurias" por notas publicadas denunciando supuestas coimas.
Acá de lo que se trata es que el Grupo Clarín acate una ley votada en democracia por mayorías en ambas cámaras. El Grupo no puede estar por encima de una ley aunque en la práctica apeló a cuanta chicana judicial estuvo a su alcance para demorar su aplicación en lo que concierne exclusivamente a ese multimedio.
Tres años pasaron desde la sanción de la ley de medios. En este lapso hubo cautelares otorgadas por jueces muy predispuestos a favorecer los intereses del Grupo.
Que se traiga a colación aquel episodio en EE.UU. sirve como una anécdota, pero resulta insustancial a la hora de establecer un paralelismo con el debate instalado en la Argentina.
El Grupo Clarín, en la práctica, nunca aceptó la vigencia de esa ley. Por el contrario, la recusó cuantas veces pudo. Por eso recurre a la manipulación de la noticia, a su ocultamiento o tergiversación o a la mentira lisa y llana no para defender la LIBERTAD DE EXPRESIÓN que en la Argentina absolutamente no está en riesgo, sino para defender la trama de intereses que no solamente tienen que ver con la actividad periodística.
El Estado tendría el "mayor poder de fuego" para supuestamente acosar al Grupo al que se lo pretende demostrar como débil, inerme frente a una presunta actitud abusiva del gobierno.
Este cuento puede ser pasible de ser aceptado por quienes realmente piensan que el Grupo carece de poder frente al avance tempestuoso del gobierno. Pero la realidad indica lo contrario.
Ese "poder de fuego" surge de la legitimidad del actual gobierno y no de un pretendido manejo despótico, mientras que el Grupo --cómplice de la dictadura genocida-- hace gala de su desprecio por las leyes que ha sancionado el Congreso de la Nación. --

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