EL MONOCULTIVO DE SOJA TRANSGÉNICA (RR) AMENAZA
GRAVEMENTE LA SUSTENTABILIDAD DEL ECOSISTEMA AGROPECUARIO ARGENTINO.
Por Alberto J. Lapolla
El cultivo
indiscriminado de soja transgénica (soja RR resistente a glifosato) que hoy
ocupa mas de 18 millones de hectáreas en nuestro país, ya ha producido una
fuerte afectación al ecosistema agropecuario de las subregiones pampeana,
semiárida y chaqueña
En principio el
monocultivo de la soja RR ya ha arrasado innumerables pequeñas y medianas
producciones tamberas, ganaderas, hortícolas, frutícolas, forestales, de
cultivos industriales (como el algodón) y apícolas, entre otras, produciendo la
desaparición o la reducción de la producción nacional de leche, lentejas,
batata, arveja, algodón, trigos, arroz, etc. Esta situación ya ha afectado
seriamente la antigua y estratégica soberanía alimentaria nacional.
La expansión
del monocultivo de la soja -emergente del largo ciclo de contrarreforma agraria
iniciado en 1967 por la Ley Raggio del dictador Onganía y profundizada hasta el
hartazgo por las políticas de reprivatización de la renta agraria,
desindustrialización forzada, financierización del capital y revanchismo social
de José A. Martínez de Hoz, Domingo F. Cavallo y Felipe Solá- ha producido la
desaparición entre 1969 y el 2002 de 260.000 producciones pequeñas y medianas,
de las cuales la enorme suma de 160.000 lo hicieron entre 1990 y 2002 -es decir
en pleno apogeo del mediterráneo Cavallo.
El sistema de
cultivo de Siembra Directa, con alto uso de agroquímicos ha producido ya en la
zona afectada por el monocultivo, una desertificación biológica marcada, con la
denunciada desaparición de aves, liebres, crustáceos, lombrices, moluscos,
insectos, etc., afectando particularmente la microflora y microfauna del suelo,
alterando la microbiología del suelo responsable de los procesos que
desarrollan y recuperan la fertilidad natural de los suelos, al exterminar las
bacterias y otros microorganismos, permitiendo su reemplazo por hongos, así
como por los efectos de disminución de la temperatura del suelo que la
acumulación de materia orgánica no descompuesta por la siembra de soja, sobre
soja sin roturación, produce. Los efectos de la Siembra Directa sobre la
capacidad de absorción de agua por el suelo pudieron ser claramente comprobados
en las catastróficas inundaciones de Santa Fe (año 2003) donde a la escorrentía
exponencial que permiten los campos no roturados de la soja RR, se sumó el
efecto del desmonte -y puesta en cultivo en las mismas condiciones- del norte
santafesino, amplias extensiones de Santiago del Estero y del norte cordobés.
(Algunos hidrólogos señalan que la próxima inundación será mucho peor, pues
consideran que aun no apareció la escorrentía de la Cuenca superior del Río
Salado).
Durante la
fiesta de la "Plata Dulce" y de la Convertibilidad muchos celebraban
y acusaban de melancólicos y atrasados a quienes advertíamos sobre las graves
consecuencias de desindustrialización, pauperización generalizada y
concentración de la economía que la misma implicaba y que produciría su
estallido arrastrando al país a la más grave crisis de su historia moderna.
Por supuesto el
proceso será mucho más grave aun, si prosperan los intentos de la empresa
Monsanto (avalados por la SAGyP) para legalizar sus maíces y sorgos trangénicos
RR, también resistentes al Glifosato, ya que así este herbicida cubriría casi
toda la nación y con varias aplicaciones anuales, destruyendo tal vez de manera
irreversible la vida orgánica de nuestros suelos.
Como hemos señalado
reiteradamente la Argentina ha dejado de ser el 'granero del mundo' y de
producir 'la mejor carne del mundo' para pasar a producir los forrajes para que
otros países con políticas más racionales produzcan y exporten la carne que ya
no producimos por el avance del monocultivo de soja.
La Argentina
debe cesar de acompañar a los EE.UU., en su defensa de los OGM y asumir de una
buena vez una posición nacional y racional de defensa de sus intereses
estratégicos -de los cuales la protección de su ecosistema es parte vital-
abandonados hace ya mucho tiempo. Todo el proceso de sojización (sin abordar
por la brevedad el grave problema de la transgenia en sí) lleva a advertir
sobre los efectos devastadores que el monocultivo de soja puede producir sobre
nuestros ricos suelos. Todos los ingenieros agrónomos y expertos en la materia
saben que el proceso más arriba descripto lleva a un solo destino final: la
desertificación. (Como ya comienzan a advertir voces muy autorizadas) (1) (2)
Si a los efectos de desertificación posibles por la irracionalidad del
monocultivo argentino, sumamos la suprema irresponsabilidad de nuestros
hermanos brasileños de someter a sojización sus débiles suelos tropicales,
avanzando criminalmente en la devastación del Pantanal y la Amazonia, los
ecólogos y los biólogos saben que tal vez en el siglo XXII para viajar de
Córdoba a Buenos Aires sea necesario realizarlo en camello.
(1) Pautas
básicas para el desarrollo de una agricultura sustentable, Kiroku Kobayashi, de
la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA)
(2) Documento
del INTA sobre la sustentanbilidad de los suelos. Clarín 6-12-03
El autor es
Ingeniero agrónomo, genetista. Miembro del Grupo de Reflexión Rural.
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