HARVARD: EL
FALSO PRESTIGIO
Por Luis Gramuglia
La Universidad
de Harvard siempre ha sido considerada como una de las más prestigiosas del
mundo. Estudiar allí da lustre, brinda esa íntima sensación de pertenecer a una
elite. Es tener acceso a un ámbito académico de excelencia. Brindar
conferencias en algunas de sus dependencias otorga credenciales difícil de
igualar y sirve para engrosar curriculums. Lo mismo ocurre con aquellos que
obtienen un Master en esa casa de altos estudios.
Son pocos los
privilegiados que acceden a ella; sólo quienes pueden pagar la matrícula.
La presidenta
Cristina Fernández estuvo esta semana dando una clase en uno de los claustros
de esa Universidad. Luego de su exposición se pasó al turno de las preguntas
que iba a formular un grupo de estudiantes.
Lo que se
suponía iba a ser fresco, espontáneo, con preguntas que uno imaginaba propias
de quienes estudiaban allí, pasó a ser algo grotesco, armado prolijamente, con jóvenes
dispuestos a dejarse manipular, sin el menor atisbo de rebelión, de decir
"esto no lo hago".
Dócilmente,
como si fueran vasallos de un gran señor, se complotaron para hacer las
preguntas que hubieran formulado aquí cualquier periodista "independiente"
de Clarín, La Nación o Perfil.
El "cepo
cambiario", como fue que creció su patrimonio personal, el pedido de una
autocrítica, si propiciaba su re-reelección, la supuesta falta de libertad de
expresión fueron algunas de las consultas que le formularon en una especie de
secuencia que formaba parte de una puesta en escena deliberada. No hubo una
sola pregunta sobre la política de derechos humanos que lleva adelante este
gobierno siendo que estamos a la vanguardia en esta materia en el mundo, ni
sobre el desendeudamiento, ni sobre la decisión soberana de pagarle la deuda al
FMI, ni sobre la política previsional, ni sobre.....
Algunos leían,
mal, las preguntas escritas por quienes, en las sombras, manipulaban a estos
verdaderos atolondrados que, insisto, no mostraron ningún interés en salirse
del libreto. Fueron una copia fiel de los inquisidores locales que levantan
carteles con la consigna "queremos preguntar".
En dónde está
escrito que el/la presidente/a debe dar conferencias de prensa? Lo que les
molesta a los medios hegemónicos es no poder ser ellos los interlocutores entre
Cristina y el pueblo. De ese modo, podrían tergiversar sus dichos, ocultar
información o mentir como suelen hacer con una frecuencia alarmante. Por eso
Cristina usa los actos de inauguración de obras para hablarle a los ciudadanos
y en algunos casos apela a la cadena nacional. No necesita de intermediarios.
Volviendo a la
"prestigiosa" Universidad debemos asumir que si esa es la camada que
se recibirá y de la cual es posible que emerjan líderes políticos o
empresarios, el futuro es tenebroso. Son sujetos sin pensamiento crítico que a
una edad en que la sangre bulle y las ansias de transformación estallan se
exponen, sumisos, a servir a intereses ajenos.
Nuestras
universidades gratuitas son un modelo a seguir. Miles de estudiantes
latinoamericanos cursan en sus aulas y reciben una formación integral desde una
perspectiva regional.
Esos jóvenes de
Harvard seguirán diciendo que Río de Janeiro es la capital de la Argentina?
Sabrán lo que ocurre en Medio Oriente? Tendrán conciencia de lo que sucede en
nuestro continente? Entenderán lo que acontece en su propio país? Sabrán que
viven en un estado terrorista que agrede militarmente a quien se le ocurra
apelando a mentiras como fue el caso de Irak? Sabrán que aviones no tripulados
de su fuerza aérea bombardean y asesinan a civiles en Pakistán y Afganistán?
Sabrán que en Guantánamo --que Obama prometió cerrar-- torturan a los presos
políticos que allí viven en un clima de espanto?
Una pregunta
final: era necesario exponer a la presidenta a ese simulacro. Una estadista
como es Cristina merecía una audiencia más inteligente, menos compelida a ser
meros transmisores de preguntas hechas por otros. Qué razón existe para que hoy
estemos hablando de ese grupo de botarates que balbuceaban lo que no entendían?
Me parece que
la presidenta reclama otros escenarios; que esos muchachos/as sigan en
yanquilandia, viendo a la Argentina como un país lejano al que no comprenden
porque ignoran la calidad de las transformaciones vividas desde el 2003