HOY MÁS QUE NUNCA...
PERONISTAS
El 17 de
octubre es la fecha fundacional del movimiento peronista. Se la conoce como el
Día de la Lealtad porque marcó la relación indisolube de su líder, el Gral.
Juan Perón, de la inmortal Evita con el pueblo.
Detenido el
entonces coronel Perón y encerrado en la isla Martín García, ese pueblo intuyó
que estaba ante una oportunidad histórica, irrepetible, para salir del
ostracismo que le había impuesto la oligarquía, vulnerando sus derechos humanos
más elementales, sometiéndolo a condiciones indignas de explotación laboral y
sumisión social.
Y entonces,
salió a las calles, como el agua que sale de cauce y avanza en forma
turbulenta, a reclamar la libertad de quien se iba a convertir en la figura
política más trascendente del siglo XX.
Cientos de
miles de argentinos, que permanecían invisibles, sumidos en la desesperanza,
sin futuro, apabullados por el poder de los dominadores de la Argentina, se
abalanzaron a la plaza de Mayo para reclamar a viva voz la libertad de Perón,
con total espontaneísmo, sin una articulación previa, sin una convocatoria
preconcebida. Venían de las fábricas y talleres, de los frigoríficos ubicados
en el conurbano, con sus ropas manchadas con grasa y aceite pero firmemente
decididos a ser protagonistas de un nuevo tiempo que, olfateaban, estaba al
alcance de la mano.
El grito de
"Queremos a Perón" comenzó a escucharse de una forma estruendosa,
como un poderoso trueno libertario. No podía ignorarse ese alarido popular y entonces
los militares ordenaron que Perón fuera liberado.
Por la noche de
ese 17 de octubre, Perón salió al balcón, a su balcón, y comenzó la relación
más maravillosa que se puede dar en la política fundada en la LEALTAD, ese
sentimiento inquebrantable entre el conductor del movimiento y sus
descamisados, sus cabecitas negras.
En esta nota
queremos reproducir párrafos de textos que figuran en una compilación efectuada
por el notable escritor y pensador argentino Fermín Chávez sobre "La
Jornada del 17 de Octubre".



JLB: Por qué
asunto viene?
Dinamis:
Quisiéramos que hiciera una declaración sobre el 17 de octubre...
JLB: De qué 17
de octubre?
Dinamis: Del 17
de octubre de 1945.
JLB
(pensativo): Cómo, ese día de los peronistas?
Dinamis: Sí.
JLB: No,
caramba, de eso no hablo.
Dinamis: Por
qué?
JLB: Cómo por
qué? Usted no se acuerda porque por la voz me doy cuenta que es muy joven, pero
usted no sabe lo que fue eso, horrible. Algo tremendo. (Aparece la secretaria,
le da el brazo y Borges se retira indignado. La señorita Santillán, que
colabora con el director de la Biblioteca, refuerza: "Le dijimos que sobre
esas cosas no quiere hablar porque se pone nervioso. También ustedes los periodistas
preguntan cada cosa!!".
JLB: (desde
lejos) Como en el truco, cerramos".

Palabras con Leopoldo
Marechal por Alfredo Andrés, 1968 esa fecha: "Me vestí
apresuradamente, bajé a la calle y me uní a la multitud que avanzaba rumbo a la
plaza de Mayo. Ví, reconocí y amé los miles de rostros que la integraban: no
había rencor en ellos sino la alegría de salir a la visibilidad en reclamo de
su líder. Era la Argentina "invisible" que algunos habían anunciado
literariamente, sin conocer ni amar sus millones de caras concretas, y que no
bien las conocieron les dieron la espalda. Desde aquellas horas me hice
peronista".

El escritor y
periodista Arturo Jauretche, autor del Manual de Zonceras Argentinas decía que
ese día "más que representar la victoria de una clase es la presencia del
nuevo país con su vanguardia más combatiente y que más pronto tomó contacto con
la realidad propia".
Fue uno de
nuestros más preclaros historiadores revisionistas, además de catedrático,
autor de numerosas obras como La Caída de Rosas, Rivadavia y el imperialismo
financiero y su Historia Argentina que comenzó a desmitificar la "historia
oficial" del mitrismo. Precisamente en el volumen XIII (1980) decía:
"Nadie preparó el 17 de octubre, nadie lo ordenó, nadie lo "planificó"
(para usar una palabra grata a los que no creen en las conmociones sociales,
sin planes cuidadosamente estudiados). Fue espontáneo. Nadie lo hizo, porque lo
hicieron todos. Fue ese ser anónimo que es el pueblo, que se mueve por
emociones y no por razonamientos ni conveniencias. Que pocos estudiosos de
sociología consiguen explicar y muy pocos actores de la política atinan a
interpretar".


En Imperialismo
y Cultura (1957) decía que "Esas masas, decepcionadas del socialismo,
ajeno a la realidad nacional, del radicalismo en plena descomposición histórica
despues de la muerte de su gran caudillo Hipólito Yrigoyen y del comunismo,
cuyas consignas nunca entroncaron con demandas opulares del país, carecían de
compromisos. El 17 de octubre no solo fue una lección histórica para las
fuerzas del antiguo orden sino la gigantesca voluntad política de la clase
obrera. Su adhesión a un jefe no se fundó en artes demagógicas sino en las
condiciones históricas maduras que rompían con las antiguas relaciones
económicas del régimen de la producción agropecuaria, que superaban los
programas de los partidos pequeños burgueses de centro izquierda".
En este
contexto, la UCR, por su parte, era incapaz de advertir lo que se estaba
gestando y señalaba que esa fecha "fue preparado por la Policía Federal y
la Oficina de Trabajo y Previsión convertida en una gran máquina de propaganda
tipo fascista".


La embajada de
EE.UU. ya anticipaba de que modo iba a intervenir en la etapa previa a la
elección del `46 respaldando a la llamada Unión Democrática, ese rejunte de
partidos políticos que confrontaron con Perón y que aceptaron, con una actitud
de sometimiento indigna, esa intromisión externa.
Decía que
"es impresión generalizada que, a menos que la oposición reaccione
rápidamente, el apoyo popular a Perón crecerá como una bola de nieve
permitiéndole competir electoralmente como candidato del pueblo, con mejores
posibilidades de las que se le asignaban hasta ahora (...) Esto ha fortalecido
la posibilidad de formación de un bloque de dictaduras en América del Sur,
amigo de Rusia y hostil hacia los EE.UU.".--
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