HAY QUE PROFUNDIZAR
ESTE MODELO PERONISTA
Por Luis Gramuglia
Este
gobierno nacional y popular, con sus luces y sombras, siempre sostuvo una
política de transformaciones que nadie, en su sano juicio, puede negar.
Desde
el 2003 hasta ahora se recuperaron derechos que habían sido suprimidos por
gobiernos de facto y constitucionales y se incorporaron otros que apuntaron a
mejorar la redistribución del ingreso que provocó un círculo virtuoso de más
producción y más consumo, además de producir un fuerte aumento en la generación
de empleo.
Frente
a esta realidad, comprobable, que en la última elección respaldó el 54% del
electorado, qué hay? qué se avizora? Nada. Sólo ataques, injurias,
descalificaciones todos urdidos, en una trama siniestra, por grupos mediáticos
concentrados que encuentran terreno fértil en una oposición desmembrada, que
sigue a pie juntillas lo que esos grupos les sopla al oído que ésta replica con
una monotonía que exaspera.
No hay
en la oposición política voluntad expresa de desembarazarse de esa tutela
ominosa, pese a que el resultado que obtuvieron en esa elección fue desastroso.
Sigue empeñada en atender la agenda que les marcan aquellos que se
autocalifican de pertenecer al periodismo "independiente".
Ni
siquiera pudieron marcar el paso cuando entre el 2009 y el 2011 tuvieron el
control en el Congreso enancada en lo que se llamó el "Grupo A" que
no logró consensuar proyecto alguno que le sirviera a la ciudadanía.
Incluso
en 2010 trabó la aprobación del presupuesto -- algo que nunca había sucedido en
gobiernos constitucionales-- amparándose en supuestas coimas que nunca se
comprobaron.
El año
que viene habrá elecciones legislativas. Seguramente desde la cadena del miedo
y el desánimo se planteará que es necesario que el oficialismo no cuente con
mayorías en el Congreso (los famosos 2/3) que podrían habilitar una reforma de
la Constitución y en este contexto, una eventual re-reelección de la presidenta
Cristina Fernández.
Y a
esto le tiene miedo, pavor la oposición. Imagina que si en 2015 se habilita un
nuevo mandato a la presidenta tienen la derrota asegurada. Tiemblan ante esa
posibilidad.
No
sería mejor, en todo caso, que la UCR, el FAP, la derecha macrista, el
peronismo "disidente" articulen un programa, en forma conjunta o
separados, que puedan presentar a la sociedad en donde podrían decir que van a
hacer con la economía, con el FMI, con los derechos humanos, con la jubilación,
con el Fútbol para Todos, con las asignaciones, con las reservas del Banco
Central. Podrían señalar si van a endeudar al país como ya se hizo en la década
menemista y luego durante el gobierno de la Alianza. Qué piensan de las
paritarias? Las mantendrán? Seguirá la ley que dispone un aumento bianual para
los haberes jubilatorios? Y la ley de medios? Continuarán el proceso de
integración con los países latinoamericanos o volveremos a las "relaciones
carnales" con EE.UU.? Propiciarán la privatización de YPF y de Aerolíneas,
por ejemplo?
Hay
tantos temas sobre los cuales podrían explayarse. Pero, no. Nada de eso.
Prefieren anuncios vagos, sin sustancia, nada que los comprometa. Es más
importante ser funcionales, actuar como lacayos, de esos medios que les dicen
lo que tienen que decir y hacer. Apenas suena el silbato, salen disparados para
ver quien es el mejor alumno, quien cumple con más enjundia el mandato que les
impone esos grupos, representantes de importantes intereses corporativos.
En
alguna medida, el PRO que representa a una derecha reaccionaria y antipopular
ha dicho que si el procesado Mauricio Macri es presidente va a suprimir la
Asignación Universal por Hijo y la sustituirá con otro programa "de
empleo". Mentira. Quitará la AUH y quienes hoy se benefician quedarán a la
intemperie.
El PRO
jamás adoptó políticas inclusivas, destinadas a favorecer a quienes menos
tienen, a los más vulnerables. Por el contrario, contó con un grupo de choque
(la disuelta UCEP) que sacaba violentamente de las calles a personas
indigentes, actuando como los grupos de tareas de la dictadura.
Macri,
que está procesado por escuchas ilegales, se manifestó en contra de una
"inmigración descontrolada", intenta destruir la educación y la salud
públicas, veta leyes, no reglamenta otras vulnerando claramente la
institucionalidad que tanto el reclama al gobierno nacional,se desentiende de
todo aquello que tenga que ver con la gestión y en este sentido, es emblemático
el rechazo a hacerse cargo de los subtes luego de haber firmado un acta en
sentido contrario.
No hay
que ser extremadamente lúcido como para imaginar que lo que está haciendo en
Bs.As. tratará de replicarlo a nivel nacional si llega a la Casa Rosada.
En
cambio, la UCR, ese partido centenario del que tanto nos hablan, el Frente
Amplio Progresista que tiene a Hermes Binner como su máximo referente, qué nos
proponen? Apuntarán a forjar una alianza? Podrán elaborar un plan
"progresista" capaz de seducir a una importante porción del
electorado? Están en capacidad de hacerlo?
En la
UCR conviven sectores que quieren reafirmar su identidad partidaria, otros que
no ven mal un acuerdo con el FAP y otros que se inclinan por terminar acordando
con el PRO. Mientras no resuelvan esta incógnita, sus posibilidades de competir
con el FpV en un relativo plano de igualdad es casi una utopía.
Porque
el FpV, que conduce la presidenta Cristina Fernández, sabe gestionar, lo hace
con convicción, no tiene reparos en avanzar aún en terreno resbaladizo.
Su
fortaleza está, precisamente, en que siempre tiene la iniciativa política, no
descree de ella. Cuando peor le ha ido (2008/09) fue cuando avanzó con medidas
de fuerte contenido socio-económico. No se achicó, no se apichonó.
Despues
de esas derrotas cualquier otro gobierno hubiera sucumbido a los embates
destituyentes. La presidenta se mantuvo firme, capeó el temporal y nos llevó a
la victoria de 2011.
Pero
ahora viene la tarea de consolidar este modelo nacional, popular y democrático
y más allá del 2015. No será una tarea fácil; por el contrario, enfrentará un
camino lleno de acechanzas de fuerzas oscuras que quieren impedir tal
consolidación.
Quienes
salieron a gritar su odio lo hicieron porque no quieren, desprecian la
posibilidad de que el peronismo siga alentando a que más pueblo acceda a
mejores condiciones de vida, a más salud, más educación, más vivienda.
Les
repele que los negros, los "cabecitas negras" de Perón y Evita, se
vean incluídos, tengan un marco generoso para lograr su movilidad social, que
vayan a la Universidad, que se capaciten, que crezcan, que consuman, que vayan
a veranear a ciertos lugares que cierta franja social considera exclusivos,
como parte de su patrimonio.
Es el
rechazo que le produce a la llamada clase media --no a toda, por cierto--, pero
sí a esa que vivió a espaldas del interior, que miró siempre a Europa y EE.UU.
con fascinación, que empuja para entrar al selecto club de la clase alta que la
mira con cierto desdén.
Los
peronistas llevamos en nuestra sangre la justicia social, la soberanía política
y la independencia económica, estas tres banderas que fueron recuperadas en
esta etapa que comenzó en 2003.--
muy bueno el artículo.
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